Muy pronto, el nuevo puerto de Chancay, Perú, concesionado a COSCO, la poderosa compañía marítima y portuaria china, podría comenzar a pisar los talones a otros puertos de Latinoamérica y mover gran parte del tablero de negocios portuarios, sobre todo en el mercado de contenedores.
Las variaciones principalmente podrían dirigirse al tráfico de transbordos en la región, cuyas sedes más socorridas son Panamá y los puertos mexicanos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas (LC).
Hasta octubre, el tráfico de contenedores de transbordo en Manzanillo alcanzaba los 495,189 TEU (contenedores de 20 pies), el 15% del movimiento total de cajas que han pasado por el puerto durante este año, mientras que en LC el volumen alcanzó en septiembre los 637,842 TEU, el 37% del total del desplazamiento del recinto.
Nueva conexión China-Latinoamérica
Gran parte de estos contenedores van a parar a otros puertos de Latinoamérica, justo en la región del Pacífico, donde el poderoso Chancay de COSCO se perfila como un líder regional a corto plazo.
De hecho, la apuesta por este nuevo recinto fue destacada por el premier chino, que aterrizó la semana pasada en Lima para inaugurar el puerto de aguas profundas de Chancay, una gigantesca obra que ha sido denominada parte de la “Nueva Ruta de la Seda”.
Se trata del megaproyecto que forma parte de un programa de alcance multinacional de infraestructuras, lanzado por Pekín en 2014, con el que China pretende conectarse a Occidente y al mundo, cuya explotación en exclusiva corresponde a la empresa estatal china COSCO.
Xi Jinping lanza advertencia
La majestuosa instalación ha costado unos 3,400 millones de dólares (3,225 millones de euros) y está destinada a convertirse en el principal nodo marítimo de Latinoamérica.
“China desea, junto con Perú, utilizar el puerto de Chancay como punto de partida para crear un nuevo corredor terrestre y marítimo entre China y Latinoamérica, como una nueva Ruta Marítima de la Seda del siglo XXI, que abrirá una nueva vía hacia la prosperidad compartida para Perú y para la región, incluido el Caribe”, dijo Xi Jinping durante un encuentro bilateral con la presidenta peruana, Dina Boluarte.
China controla desde Pekín una red de 38 puertos operados por COSCO, que se extienden desde el mar Egeo hasta el Canal de Panamá.
La Nueva Ruta de la Seda
Perú es uno de esos países donde se puede observar la influencia de Asia en buena parte de Latinoamérica. En la última década, ha fortalecido su relación con China, que controla el suministro eléctrico de Lima a través de empresas estatales, mientras que la minera MMG adquirió Las Bambas, la mayor compañía de cobre del país.
Desde el 2000, el comercio entre China y América Latina creció significativamente, alcanzando los 480,000 millones de dólares en 2023, mientras que entre 2010 y 2019, China invirtió un promedio anual de 14,200 millones de dólares en la región.
Pero no es todo. Con estas credenciales, además de Chancay, en marzo el Gobierno de Dina Boluarte adjudicó el desarrollo de un segundo puerto para el movimiento especializado de hierro a una filial de Jinzhao Mining Perú, que a su vez es subsidiaria del grupo chino Zibo Hongda.
Así que muy pronto, Chancay dará de qué hablar, expandiendo su influencia comercial en toda la costa pacífica, donde, por cierto, el puerto mexicano de Salina Cruz y su corredor no figuran ni en el horizonte más lejano del hemisferio marítimo y portuario.
Por Gabriel Rodríguez /Opinión