En el puerto de Manzanillo las aguas están más tranquilas que nunca, y no solo por el oleaje. Este sábado, Claudia Sheinbaum hará oficial una mega inversión que tiene a todos, desde concesionarios hasta autoridades, de muy buen humor.
Dicen por ahí que la clave fue despedir a los marinos navales que andaban haciendo sus propias jugadas, complicando las operaciones. Con su despido, la Asipona Manzanillo, al mando del almirante Adalberto Gasque, tomó buenas decisiones que devolvieron la calma al puerto.
Por si fuera poco, TAP Terminal/La Junta, de Guillermo Woodward, ya dejó atrás 10 meses de operaciones intermitentes, en gran parte gracias a la salida de esos marinos que hicieron más daño que bien. Ahora toca mirar al futuro y trabajar de la mano con la autoridad portuaria en la conectividad, reorganización de actividades y una aduana más eficiente como prioridades.
Eso sí, no olvidemos el capítulo oscuro que dejó el exsecretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, al sostener innecesariamente al almirante Guillermo Gómez Meillón al frente de Manzanillo. Según los enterados, este marino tenía demasiados intereses locales y amistades que complicaron el panorama.
¿La lección? Mejor dejar fuera los conflictos de vecindario, y es que Meillón, originario y avecindado en Manzanillo, traía muchos intereses propios. Bueno, eso se dice sin saber si es cierto.
En resumen, el puerto ya aprendió de sus errores y está listo para seguir creciendo, con la marea a favor y las controversias bien atrás.