Durante mayo de 2025, la producción de autobuses, camiones y tractocamiones cayó 12.9%, respecto al mismo mes del año anterior, fabricándose apenas 10,576 unidades.
Este descenso se suma a una tendencia negativa que se prevé que se prolongará todo el primer semestre, acumulando hasta a 63,208 vehículos, 20.9% menos que en 2024.
El segmento de tractocamiones, que suele ser el principal motor de la industria, no escapó a esta dinámica: se ensamblaron 6,607 unidades, un retroceso de 4.3% respecto a mayo de 2024.
En descenso
Más alarmante resultó el desplome en la categoría de Carga-Resto —que incluye camiones de distintas capacidades— con una caída de 19.8%.
El segmento de pasajeros, tradicionalmente más frágil, sufrió un desplome del 51.9% en autobuses foráneos.
Ventas y confianza estancadas
La comercialización al mayoreo también sufrió: se vendieron 2,366 unidades en mayo, una contracción del 32.2%.
El mercado de tractocamiones fue la única excepción, con un relativo dinamismo del 14.5% al colocar 962 unidades. Por su parte, el menudeo cayó 21.31%, con 3,367 unidades vendidas, dejando ver una menor demanda interna.
Guillermo Rosales, presidente de la AMDA, atribuyó estos resultados a una menor expectativa de crecimiento de la economía, baja inversión y pérdida de confianza empresarial.
Factores que, de continuar, podrían consolidar un 2025 complejo para el sector.
Válvula de escape
La exportación fue la única noticia alentadora. En mayo se enviaron 13,045 unidades al extranjero, un repunte del 31.3% respecto a 2024.
Estados Unidos se mantuvo como el destino líder, con 12,152 vehículos (+23.3%), mientras Canadá, sorprendió con un incremento del 1,122.4%, seguido por Perú (+179.1%) y Chile (+254.5%).
Pese a este respiro, el acumulado enero-mayo cerró con 55,817 unidades exportadas, 12% menos que en el mismo periodo del año pasado.
La exportación a 14 países se ha vuelto un amortiguador esencial para una industria que enfrenta una desaceleración interna.
Perspectiva incierta
La industria de pesados mexicana vive un año de claroscuros: fuerte en exportaciones puntuales, débil en producción y ventas domésticas.
El desafío será sostener mercados externos mientras se reactivan las condiciones internas de inversión y confianza para revertir esta curva descendente.